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lunes, 30 de mayo de 2016

CAUSAS QUE MOTIVAN LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

Para solventar este problema de la migración, en cada estudio que se realice, de acuerdo con las necesidades propias de la investigación, se recomienda establecer una definición clara para determinar las causas que motivan la migración internacional. Las de mayor trascendencia son las que a continuación se plantean sin perjuicio de otras que pudieran surgir:

La búsqueda de una vida mejor para uno mismo y su familia
Las disparidades de ingreso entre distintas regiones y dentro de una misma región.
Las políticas laborales y migratorias de los países de origen y de destino.
Los conflictos políticos (que impulsan la migración transfronteriza, así como los desplazamientos dentro de un mismo país).
La degradación del medio ambiente, inclusive la pérdida de tierras de cultivo, bosques y pastizales (los "refugiados del medio ambiente", en su mayoría, acuden a las ciudades en lugar de emigrar al extranjero).
El "éxodo de profesionales", o migración de los jóvenes más educados de países en desarrollo para llenar las lagunas en la fuerza laboral de los países industrializados. 
La migración no parte solo de causales económicas. Si tenemos en cuenta que: dos personas que nacen y crecen bajo el mismo sistema económico y condiciones materiales, una de ellas emigra y la otra no. ¿Por qué? La explicación debe buscarse en factores muy diversos tales como los psicológicos, que pueden determinar que una persona se decida a enfrentar el proceso de la migración o no. La migración ha adquirido hoy día un carácter tan complejo que escapa a cualquier intento de generalización.

EFECTOS DE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES

Los efectos de las migraciones pueden ser económicos, políticos y sociales tanto positivos como negativos para el país emisor como para el de destino. En muchos países de destino, se construyen y mantienen industrias e infraestructuras que no podrían realizarse sin la colaboración de la mano de obra extranjera. En sentido contrario, las remesas de los emigrantes, las transferencias de dinero a las familias que permanecen en las regiones de origen, son frecuentemente una estimable forma de equilibrar las balanzas de pagos en los países menos desarrollados.

A pesar de ello, hay que considerar la emigración internacional un problema grave. En los países receptores suele originar graves conflictos sociales y resurgimiento de ideologías racistas y fascistas. Para los países emisores implica frecuentemente la pérdida de mano de obra cualificada. Pero el mayor coste lo sufren los propios desplazados ya que supone habitualmente un desgarro familiar y cultural muy doloroso. Aún más grave es la emigración ilegal en la que el individuo se ve despojado de los derechos más elementales, sometido a la explotación de mafias y delincuentes sin escrúpulos. La tragedia alcanza su clímax en el caso de los que arriesgan y pierden su vida al cruzar las fronteras.
Los riesgos asociados a los fenómenos migratorios son consecuencia de las asimetrías de los intercambios. La asimetría entre los países de origen (en general, de menor desarrollo) y de destino (en general, desarrollados) permite a estos últimos imponer limitaciones severas y unilaterales a la llegada de personas. Además de las trabas que ello significa para la libre circulación de los recursos productivos. Para los países de origen entraña la persistente inseguridad sobre la continuidad del flujo emigratorio, así como un riesgo de retornos abruptos e imprevisibles.
El problema de la migración internacional radica en la falta de un estudio sociológico profundo apuntando a la relatividad causa- efecto para determinar los factores que influyen para que se de este fenómeno; sus consecuencias, en especial en lo que atañe a la pobreza, la desintegración familiar y la fuga de cerebros.
En el caso de los países en vía de desarrollo los emigrantes benefician a sus países de origen, aportando un por ciento estimado en 167 mil millones de dólares al año en remesas, pero este mismo éxodo cuando es de talentos implica una grave pérdida.
Los procesos migratorios son inseparables de la globalización, constituyen uno de los flujos del mundo moderno, junto con los de orden económico, cultural, tecnológico e ideológico (Appadurai, 1996). La migración tiende a concentrarse o, al menos, a ser más visible en dirección sur-norte, debido a las marcadas asimetrías entre los grados de desarrollo de ambos hemisferios (Naciones Unidas, 2004).
Cuando los estados receptores procuran evitar o restringir estos movimientos como una forma de defender su soberanía, surge la conclusión de que la globalización tiende a excluir formalmente la migración internacional (CEPAL, 2002a y 2002b), lo que exacerba algunas consecuencias adversas para los países en desarrollo.
Hay una progresiva preocupación internacional por la protección de los derechos humanos de todas las personas migrantes, a raíz de muchas señales que indican que la migración internacional contemporánea es una actividad riesgosa para los latinoamericanos y caribeños, que los puede llevar a situaciones de vulnerabilidad y desprotección.




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